EL DÍA DESPUÉS
Los venezolanos, especialmente quienes amanecieron abatidos, frustrados o decepcionados luego del fraude constituyente, tienen una capacidad admirable para inventarse derrotas y causarse dolor. Todo el día de ayer estuvieron haciendo gala de lo vacio y escuálido que estaban los centros de votación, no participaron de ese fraude pues a conciencia se decidió no convalidarlo, reiteraron en lo inconstitucional de esa elección, saben que a duras penas los electores llegaron a 2 millones y, paradójicamente, hoy amanecieron derrotados y hasta sin república. Claro, ello es resultado de jugarse la vida contra la constituyente, de apostar a que la misma no se realizara, bien por la presión popular o por las negociaciones, y de apostar que no se diera porque sería, como muchos juzgaron y siguen diciéndolo, al acabose, el fin de todo, hasta de la lucha. De pronto, para muchos, la concreción de la dictadura pareciera haber quedado resumida a la celebración del fraude de marra