FRENTE AL CAOS

Algunos de mis amigos del facebook me dieron sugerencias acerca del tema a tratar esta semana, cuestión que agradezco enormemente, aun aquellas que me invitaban a hacer de detective tan sólo para poner al descubierto el tema sugerido. Todas las sugerencias serán consideradas, pero hoy espero atender con alguna atención lo señalado por Gabriella y es que: avanzamos de manera indetenible, a paso de vencedores, hacía el caos. Los recientes acontecimientos de la vida política nacional, así como las medidas anunciadas por el régimen apuntan en esa dirección, acerca de la cual es necesario advertir, dada la gravedad que ella contiene para la estabilidad de la nación y para el bienestar de los venezolanos.
Habría que empezar señalando que las cifras de inflación del último mes (5,2%), nos presenta como uno de los países con mayor castigo para la capacidad adquisitiva de su moneda, más aún si se considera que desde que el régimen actual hegemoniza la política venezolana, la inflación acumulada es del 798%.
Mientras lo anterior se revela como el gran fracaso en materia de gestión económica y financiera del régimen, las medidas espasmódicas y carentes de previsión siguen caracterizando a los representantes del régimen, poniendo de manifiesto la irresponsabilidad que caracteriza, en este caso, al parlamento nacional, especialmente a la bancada oficialista. Así, la reforma de la Ley de Ilícitos Cambiarios, que concentra la administración y entregad de divisas en manos del régimen, sólo contribuirá a hacer que las mismas escaseen y que, en consecuencia, el dólar paralelo se incremente afectando el precio final de los bienes y servicios y, en paralelo, acrecentando los niveles de pobreza en el país.
Junto con lo señalado, el deterioro acelerado del sistema eléctrico venezolano, no admite un engaño más, pues el niño responsable es quien durante lo que lleva de régimen ha sido incapaz de realizar las inversiones necesarias que asegurasen la existencia de un servicio de calidad. Gracias a ello, hoy día los falconianos sufrimos los rigores de un racionamiento, en medio de la construcción reciente de la planta termoeléctrica Josefa Cangrejo (con el perdón de la heroína), de la sustitución de la línea 115, que, presentadas como las panaceas al problema eléctrico, no sólo han demostrado ser insuficientes para ello, sino que, como si fuera poco, se anuncia la construcción de una nueva planta eléctrica.
La reaparición de enfermedades endémicas, como el mal de chagas, causante de una reciente epidemia en Caracas, así como del dengue, paludismo, tosferina, entre otras, ponen de manifiesto el fracaso de la gestión de salud del régimen, que se vanagloria, paradójicamente, de los avances en esta materia.
La regaladera de dinero, como la concedida recientemente a Nicaragua para que asignase bonos a los trabajadores a propósito del 1° de mayo, por sólo mencionar esa, constituye una afrenta a la patria, una afrenta a los trabajadores, quienes en Venezuela son perseguidos, criminalizados y asesinados por defender sus conquistas laborales, por exigir el cumplimiento de las contrataciones colectivas.
Mientras esto ocurre, los parlamentarios nacionales (y regionales) miran complacientes el desplome de la patria, bajo el mando de un régimen que sólo ha servicio para enriquecer sin pudor a sus camarilla, para dividir a la sociedad y para empobrecer más a los venezolanos en nombre de una supuesta revolución. Por ello, es necesario cambiar la realidad del país, avanzar en la construcción de una nueva democracia, uno de cuyos pasos pasa por la conquista de la Asamblea Nacional el venidero 26S.
Pero, también es necesario que los ciudadanos reaccionen de manera decidida frente a la más grande estafa que gobierno alguno haya cometido en nuestra patria; que se dispongan al trabajo organizado en favor de los cambios que demanda la sociedad, que la desconfianza en la posibilidad de transformar al país se deje de lado y sobre todo, que se activen en las comunidades donde residen, en sus centros de trabajo y estudio, alrededor de Asambleas Ciudadanas en las que, junto con la búsqueda de soluciones a los problemas concretos que les afectan, exhorten a la dirigencia política opositora a asumir, sin ambages, una posición de unidad que se exprese en la defensa de sus derechos, asumiendo una posición de vanguardia que, más allá de lo electoral, restituya la plena confianza en quienes hoy adversamos al régimen.
Construir una sociedad en la que se pueda restituir el estado de derecho, en la que se avance en la inclusión significativa de todos los ciudadanos, pasa por entender que estamos frente a un régimen militarista, frente a una perversión neofascista que, amparada en un discurso revolucionario, sojuzga al pueblo venezolano. Frente al caos, ¡participación ciudadana, movilización y unidad popular!

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