AQUEL 27 DE NOVIEMBRE…

Desde temprano estábamos alertas, a la espera de la confirmación definitiva de la hora 0. Las reuniones y llamadas con los contactos claves (en el palacio de gobierno, en las unidades militares y policiales), la revisión de las acciones a desarrollar, el chequeo de las tareas que corresponderían a cada fuerza política comprometida en el levantamiento, entre otras tareas, marcaron la jornada del 26 de noviembre de 1992.
Ya en la noche, el Estado Mayor que, por decisión de las fuerzas políticas comprometidas en la insurgencia se había conformado, estuvo reunido en la sede del Colegio de Técnicos Superiores Universitarios de Venezuela, Seccional Falcón, que para entonces quedaba en la calle Federación. Osmundo Medina, mejor conocido como Chomo, sirvió de anfitrión en esa noche, en la que este equipo revisó el plan que se había definido, así como las responsabilidades que cada uno de los que ahí estuvimos debíamos afrontar; la mayor de ellas; asumir la conducción política del estado Falcón, sí, como se tenía previsto, el levantamiento resultaba triunfante.
Ahí estábamos Heberto González (PRV), Manuel Felipe Zamora (PRV), Francisco Sánchez (LCR), Alexis Mora (PCV), Juan Padilla (seudónimo) su nombre real es Albenis Urdaneta (BR) y Eddy Timaure (BR), también otro amigo más del que, me disculpan, no recuerdo su nombre. Desde las 8 de la noche hasta cerca de la 1 de la madrugada estuvimos ahí. Por momentos, cada cual salía, verificaba como estaban los preparativos de su gente. En el caso de Bandera Roja; los cuadros dirigentes de la juventud, sobre todo, estaban reunidos en un Cafetín que quedaba en la avenida Manaure, al lado de Expresos Occidente, no recuerdo ya su nombre, éste lo tenía alquilado un viejo amigo que militó en el PRV y al cual conocí en el IUTAG.
Mucha gente nos sirvió de apoyo para ese entonces, vehículos y choferes (gente del pueblo) a nuestra disposición. Casas para reunirnos, funcionarios de gobierno cooperando y brindando información clave acerca de las fuerzas policiales que custodiaban el palacio, así como detalles del movimiento y las escoltas del gobernador del momento. Luego de salir de que Chomo, terminamos reuniéndonos en la casa de unos colaboradores en el centro de Coro, ahí recibimos la llamada tan esperada de que el momento había llegado.
De inmediato el monitoreo en Punto Fijo sobre el desarrollo de los acontecimientos. Allá un equipo en el que, entre otros, estaban Jesús Montilla, Henry Baldayo, Humberto Arciniegas, Wilmer Ramones, Pio Torrealba, entre otros, empezaba a realizar jornadas de agitación, mientras aquí hacíamos lo propio. En la Urbanización Independencia se levantó un foco de protestas y ahí se dieron algunas escaramuzas con las fuerzas gubernamentales. Me tocó ir al IUTAG y agitar a los estudiantes para que tomaran las unidades de transporte, como en efecto lo hicimos, a pesar de que el Prof. Edmundo Capielo trató de impedirlo (el gobierno somos nosotros le dije en ese momento), Carlos Granadillo condujo uno de los autobuses que circuló por la ciudad agitando a las masas y que, en la Urbanización Independencia, fue repelido por las fuerzas policiales.
Ya cerca del mediodía, estábamos claros de la derrota militar sufrida, replegándonos, yéndonos a las conchas que teníamos preparadas, para salir luego hacia lugares más seguros. En nuestro caso estuvimos en la sierra falconiana por varios días, mientras bajaba la marea y considerábamos que había mínimas condiciones de seguridad para continuar con nuestras actividades rutinarias.
Las razones para que todo esto se produjera; el encarecimiento del costo de la vida, el desempleo y el subempleo, los crecientes niveles de inseguridad y, sobre todo, la descomposición moral de una forma de gobernar que había hecho de la corrupción un hecho común en la administración de la cosa pública, a punto tal de que el Presidente de entonces (CAP II), donó 250 millones de bolívares, de la llamada partida secreta, a la Presidenta de Nicaragua, lo que finalmente le costó el puesto, cuando el Congreso Nacional autorizó su enjuiciamiento. Nimiedades pues, si se comparan con la realidad de la Venezuela de hoy, en la que lucha inmediata que hay que librar está en las elecciones parlamentarias del 2010, en las que es imperativo que las fuerzas democráticas se presenten unidas para avanzar en la conquista de una Venezuela genuinamente democrática y popular.

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